viernes, 13 de mayo de 2011

13 de mayo: Almafuerte


Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte (nace en San Justo el 13 de mayo de 1854, muere en La Plata el 28 de febrero de 1917).

Su primera vocación fue la pintura, pero, como el gobierno le niega una beca para viajar a Europa a perfeccionarse, cambia su rumbo y se dedica a la escritura y la docencia. Fue maestro en Mercedes, Salto y Chacabuco. Alcanzó notoriedad como periodista polémico y apasionado, poco complaciente con los caudillos locales. Autodidacta, fue cesanteado como maestro, por no tener título habilitante.

En 1894 retoma su actividad docente en una escuela de la localidad de Trenque Lauquen, pero nuevamente es retirado por cuestiones políticas, dos años más tarde. Reacio a aceptar cargos políticos -criticaba duramente a quienes vivían a expensas de los impuestos de la gente- sufrió penurias económicas durante gran parte de su vida .
Al final, el Congreso Nacional Argentino le otorgó una pensión vitalicia para que se pudiera dedicar de lleno a su actividad como poeta. Sin embargo no pudo gozar de ella; el 28 de febrero de 1917 falleció en La Plata, a la edad de 62 años.

Su obra literaria ha recibido diversos juicios: "
El tono profético y el constante afán moralizador perjudicaron, a veces, la calidad poética de sus versos, los que se vuelven enfáticos y confusos, sin que pierdan por ello su conmovedora humanidad. Su obra se destaca por la visión anticipadora de un estado de ánimo y de una nueva manera de sentir, que lo convirtieron en el precursor de los movimientos literarios posteriores". Sus versos llegaron al pueblo y su poesía eran recitada en las tertulias literarias de hace décadas por quienes la habían aprendido de memoria y que encontraban, a través de ella, un medio para expresar su disconformidad ante las injusticias.




PIU AVANTI
!

No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.

Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora...

Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza !


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