viernes, 23 de junio de 2017

En Casa de San Luis se dictará el taller “Jorge Luis Borges en Cuatro Cuentos”


Casa de San Luis en Buenos Aires, invita a participar del taller sobre “Cuatro cuentos de Jorge Luis Borges, una mirada antroposófica”, dictado por Dora Roldán.
La actividad cultural comenzará el 27 de junio de 2017 y se desarrollará en cuatro encuentros, todos los martes desde las 14.00 hasta las 16.00, en el marco de la histórica casa.
El taller consiste en la lectura de los siguientes cuentos del gran autor,  trabajados en unión a las conferencias de Rudolf  Steiner.
“Funes, el memorioso”: Una aplicación concreta en un cuento. ¿Qué pasa si estando vivo, no actúan en su proceso de las envolturas y el Yo, en nuestra vida? Funes, por el  destino en un actuar fortuito, por un accidente, no puede dormir, solo recuerda. Lo que se efectúa en ese dormir es que las envolturas etérico, astral y yo; se renuevan y pueden volver a dejar impresa en el etérico lo nuevo. Si esto no ocurre, como en el caso de Funes, se produce una aberración del recordar, un pasado constante, sin posibilidades de presente, ni futuro, y llega de una manera inexorable la muerte. Es posible recordar porque se produce el olvido, nuestro cuerpo etérico y nuestra envoltura astral hacen la tarea, junto con el Yo. Este último moldea las demás envolturas.
“Las Ruinas Circulares“: responde a un enlace con  “La Ciencia Oculta” la formación de la entidad espiritual que efectuamos cuando en un camino de desarrollo formamos una nueva entidad espiritual, y empezamos por el corazón. Ese corazón que late esa forma nueva. No hay camino posible si no está el sentir del corazón dice Jorge Luis Borges que es  la narrativa en la formación de un hombre nuevo. Esa entidad que se forma en un camino en desarrollo.
“El Espejo de los Enigmas”: Las cartas de San Pablo a los Corintios I; Corintios II; según el místico francés León Bloy y a su vez retraducido por Borges del latín al francés del francés al castellano. De las conferencias de Rudolf Steiner de Jesús al Cristo. Nos encontraremos con el camino que allí marca San Pablo para los cristianos.
“El Aleph”: es un punto de apoyo es el espacio que contiene todos los puntos. Donde los personajes entran en la oscuridad profunda a través de los diecinueve escalones del sótano. Allí ven donde se genera la existencia de todo y cada una de las cosas. La gran unidad de la propia existencia, donde se manifiestan los cuatro elementos hacia el Cosmos se ve de donde se viene, quien eres, fuiste y serás.

lunes, 19 de junio de 2017

Acto por los 240 años del nacimiento del Almirante Guillermo Brown en Berisso


El jueves 22 de junio Padre de la Patria en el Mar, que abrazó la causa criolla institucionalizada en Mayo de 1810, se sumó a las Guerras de la Independencia, a los enfrentamientos bélicos con el Imperio Brasilero y al Bloqueo Anglo Francés a los ríos Paraná y Uruguay.
   Irlandés de nacimiento, recaló en el Río de la Plata como comerciante entre sus dos orillas y a instancias de la Primera Junta Patria por su conocimiento del estuario, comandó la flota armada por el entonces Ministro de Hacienda don Juan Larrea.
   Triunfó en Montevideo, Isla Martín García, Quilmes, Los Pozos, Punta Lara. Combatió contra José Garibaldi en Costa Brava, Corrientes y recorrió el Océano Pacífico con su nave insignia *Hércules*, llevando la noticia de los avances criollos en su lucha 
emancipadora.
    La Delegación del Instituto Nacional Browniano de la región realizó un acto en la plaza homónima de Ensenada. Adhirió la Federación de Entidades de Bien Público de Berisso.

viernes, 16 de junio de 2017

Monolito - Homenaje a dirigentes comunitarios en Berisso

La FEDERACIÓN DE ENTIDADES DE BIEN PUBLICO DE BERISSO gestionó ante el municipio la instalación de un monolito de homenaje a los  DIRIGENTES COMUNITARIOS de todas las épocas. Concedido el lugar, presentaremos las especificaciones técnicas para ir avanzando en el proyecto.

miércoles, 14 de junio de 2017

Nilda Barba: “En mi poesía circulan más las omisiones que las citas”

 Entrevista realizada por Rolando Revagliatti





Nilda Barba nació el 17 de junio de 1949 en Buenos Aires, ciudad donde reside, la Argentina. Es Contadora Pública Nacional egresada de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Se formó en Civilización, Literatura y Arte en la Alianza Francesa. Participó, entre otros, en 2006 en el Festival Internacional de Zamora y en el Encuentro Internacional de Poesía en Cuernavaca, ambos en México; en 2007 en el Festival Internacional de Poesía de Rosario, Santa Fe, Argentina; en 2008 en el VII Encuentro de Poetas “Junín 2008” del Movimiento Poesía, provincia de Buenos Aires; en 2009 en el Encuentro auspiciado por la Casa del Poeta Peruano, en Chimbote, Perú. Poemas suyos fueron traducidos al alemán, al inglés y al catalán. Fue incluida en los siguientes volúmenes antológicos: “El placard” (2003),“Poetas del mundo” (2006), “Antología de la confederación latinoamericana en Austria” (2008), “No toda belleza redunda en felicidad” (2008), “Sin fronteras” (2011), “Antología X Aniversario Grupo Alegría” (2015). Tradujo el poemario “Leblón, suelo y voz” de la brasileña Solange Rebuzzi. Publicó los poemarios “El cordón” (Grupo Editor Latinoamericano, 2005), “¿por qué me gusta tanto?” (Vela al Viento Ediciones Patagónicas, 2007), “doctora jeckyll y señora hyde” (Vela al Viento Ediciones Patagónicas, 2009), “como seda con la boca” (Ediciones del Dock, 2015), “al final del pasillo” (Editorial Vinciguerra, 2016).



— Comencemos retrocediendo hacia…

Nilda Barba 1955
          NB — …lo que pudiéramos denominar los inicios de “mi biografía intelectual”, con la escucha diaria del recitado de poesía que efectuaba mi madre, quien adoraba ese género. Del mismo modo, ella cantaba y la música se oía permanentemente en casa. Ritmo, equilibrio en las palabras que sonaban y resonaban. Los textos fueron adquiriendo una relación íntima conmigo a medida que la lectura me lo fue permitiendo, y se intensificó cuando a los diez años de edad debí permanecer en reposo durante cuatro meses con la pierna izquierda y la cadera enyesadas. Esa fue la oportunidad exacta para leer un libro tras otro disfrutándolos, lo que ya nunca se detuvo. Determinados textos fueron jugando en mi vida, entrando y saliendo, estableciendo pertenencias y un archivo. Me sorprendía ante la fascinación por la manera de decir una frase. Simplemente no podía seguir leyendo como si nada destacado hubiese ocurrido, puesto que algo destacado había ocurrido: había leído poesía, eso era poesía, y estaba dentro de una narración. Me era imprescindible ese instante de silencio en mi interior, donde todo se agitaba. El proceso creativo se fue dando muy gradualmente. Estuve nutrida por la lectura, aunque caótica, sin guía, y siempre me resultó más simple expresarme a través de la escritura que mediante la palabra hablada, inclusive para declarar lo más doloroso. No quisiera establecer un adelgazamiento, ni afirmar: empecé a escribir en tal instancia, publiqué tal cosa. Aunque sí, eso está.


— ¿Cómo dirías que se fue generando tu interés hacia las ciencias económicas? ¿Te desempeñaste en tu profesión?
Con sus nietos

          NB — Mi pasaje por la UBA lo percibo como de un pasado remoto, ese sedimento que hace que ésta que soy tenga ciertos criterios incorporados y una educación vinculada al aprendizaje y a la manera de leer, de dudar, de relacionar, de abstraerse, de concentrarse. Es un sustrato importante, no por el orden temático y de contenido, sino por una cierta disposición al método, a la reflexión. Diría que Ciencias Económicas fue la carrera universitaria de la familia. Todos mis primos mayores, menos uno que estudió veterinaria, seguían esa carrera. Yo era muy buena en matemáticas, materia que me gustaba y me resultaba fácil, eso parecía indicar mi camino. Creo que disfrutaba estudiar, fuera lo que fuera. La vida universitaria, el alejarme tanto de la casa de mis padres, hacían fascinante esa etapa que comenzó a los diez y seis años. Sentía que un mundo se abría a mi paso. El edificio de la Facultad me resultaba imponente, las aulas gigantes, los anfiteatros, increíblemente atractivos. La biblioteca silenciosa era para quedarse a vivir. Tan pronto como entré, justo el único año que hubo curso de ingreso en la Facultad de Ciencias Económicas, junto a tres chicos más formamos un grupo de estudios que funcionó magníficamente bien y continuó hasta que me casé y me fui a vivir a Brasil dos años después. Cuando volví y retomé la carrera extrañé ese grupo, fue más arduo estudiar sola y con hijos y embarazos en el medio. Me recibí el día que cumplía siete meses de mi tercer embarazo. Recién cuando mi cuarta hija comenzó el jardín de infantes empecé el ejercicio de la profesión en un estudio contable en el área de auditoría externa, y esta labor se extendió durante apenas dos años. Si bien me complacía, no me fue posible sostener la organización y cuidado de mi familia numerosa con el trabajo, y decidí dejar.


— Es recién en este siglo cuando te incorporás a un taller literario.

NB — Mi relación con la escritura poética, como te comentaba, tiene raíces que van hasta mis primeros años. Sin embargo, los modos en los que he podido manifestar esa pasión ha tenido vertientes diferentes. Cuando se me impuso, se hizo imperiosa la necesidad de que eso comenzara a circular, entendí que tenía que iniciar un proceso de dedicación, de interacción con grupos de poetas. Fue entonces que comencé a concurrir al taller coordinado por Ana Guillot. Esa etapa de mi formación me dio la posibilidad de escuchar otras voces, otras formas poéticas y narrativas valiosas. Entre los poetas puedo mencionar a Florencia Abadi, Paola Cescón, Isabel Krisch, Néstor Cheb Terrab y Matías Lockhart, y entre los narradores a Lara Segade, Belén Ancisar, Diana Drexler. Ese momento de encuentro en la literatura era una fiesta.
          En la actualidad estoy trabajando con Roberto Ferro. No se trata de un taller. Es de otra índole porque mi proyecto poético transita otro carril. Roberto me ayuda a concentrarme sobre los matices y afinidades que son propios a ese desarrollo. Además de las cuestiones relacionadas con mi escritura, también tratamos temas de orden teórico y crítico vinculado a aquellos aspectos que está explorando mi poesía; una mirada integral incluso sobre mis proyectos narrativos.

Nilda Barba con R. Revagliatti
 — Entiendo que también te sentiste convocada por la filosofía.

NB— En mi poética convergen, en su composición, distintas zonas de atención y de búsqueda. La filosofía es una de ellas, en lo que condice con el modo en que reflexiono y pienso cuestiones que están vinculadas íntimamente. Indagaciones que varían el orden de interés, que se entrecruzan con otros aspectos de orden teórico y de orden crítico. En mi poesía circulan más las omisiones que las citas. Los acontecimientos en la vida nunca son lineales, son múltiples, con múltiples manifestaciones. Mi modo de dialogar con la palabra filosófica a veces se ha enlazado con cuestiones relacionadas con mi propia experiencia, y ha encontrado en alguna de esas vertientes, si bien no una respuesta, al menos un ámbito que me permitiera reflexionar. Otras veces, la relación con la filosofía enlaza con mis escarceos con la poesía. Roberto es un crítico muy conocedor de la obra filosófica de Jacques Derrida, y es a partir de esto que me he acercado a algunos de esos enfoques con su guía, para poder discurrir acerca de la escritura y fundamentalmente sobre la lectura de mi poesía. En mi último libro, “al final del pasillo”, hay un tratamiento de la huella y del fantasma que son dos elementos relevantes en el pensamiento de Derrida. Es decir, cuando yo estoy pensando esa zona, ese otro lado del espejo, estoy pensando la memoria, el pasado, también como fantasma, presencias intensamente ausentes y, por otro lado, esos fantasmas pensados como huellas. En “al final del pasillo”, la memoria, el pasado, los abordo como fantasmas porque reaparecen y están, y van y vienen, y están de un lado y están del otro. No es que mi poesía surja de mi lectura de Derrida; es al revés, en la escritura de mi poesía encuentro ese tipo de motivos e imágenes. Esta relación que señalo con la filosofía derrideana tiene que ver con una escena de lectura; me refiero al momento de acercamiento a mi poesía como lectora, pero atravesada por el asedio de otros discursos; lo que supone posteriormente una sedimentación que espero siga proliferando en mi escritura.
          En mis obras anteriores se advierte con nitidez que el cuerpo es una residencia sensible y
vulnerable para el paso del tiempo, y registra las marcas no solamente correspondientes al tiempo biológico, sino que también hay huellas de otro tipo, indelebles, de las que muchas veces no somos conscientes y son consecuencia de vivencias, de tanteos. Mi impronta concierne a lo visceral. Las huellas que plantea Derrida. La huella que siempre es la marca de otra marca de otra marca de otra marca. La huella es la marca del fantasma. Y eso es casi central en “al final del pasillo”.
También ha incidido en mis textos la lectura de Deleuze: en particular, el planteamiento del pliegue; esto, según creo, se da a leer en los poemas de “como seda con la boca”. Los surtidos avatares me llevaron a acercarme a distintas búsquedas, ya que desde muy chica indagué y me pregunté sobre los temas trascendentes del existir. En otros términos, me refiero a vaivenes y modulaciones en diferentes etapas de mi vida, tanto como ahora, desde este presente las puedo visualizar.Advierto que los modos en que en mi poesía han emergido la heterogeneidad, la profundidad, la variación, no es a través de formas de representación directa, sino en imágenes poéticas que no se presentan como una ilustración de situaciones específicas, sino como modos de tratar y de comprender los sentimientos y las ideas que me han atravesado.


          6 — En tanto has viajado por numerosos países, acaso no siempre como simple turista: ¿habrás tenido contacto directo con diferentes culturas?
                                Nilda Barba con su hermana Norma en el Taj Malal - India 
         

 NB — A los once años viajé a Europa con mis padres, mi hermana y mis abuelos paternos con el objetivo de acompañar a Faustina, mi querida abuela española, en el reencuentro con sus hermanos después de cincuenta años desde su venida a la Argentina. Viajamos en barco, en el “Anna C”. Los hermanos de Faustina residían en ciudades que fuimos recorriendo emocionados, una a una, hermano a hermano. Con nuestra llegada no sólo se conmocionaba la familia entera, sino todo el pueblo, o el barrio si se trataba de una ciudad más grande. A los once años escuchaba y veía a mi abuelita recordando su infancia actualizada en la mirada de esos hermanos en la que había permanecido niña todo ese tiempo. Inolvidable. Ella nos hablaba siempre de “su” España y de la fonda de su familia. Estar allí fue para mí como haberme zambullido en el libro de cuentos del que surgían las historias que Faustina me contaba.
          Muchos de los viajes que hice más tarde fueron acompañando a mi ex marido; eso me permitió el contacto con gente que nos recibía en sus casas o nos llevaba a conocer lugares a los que no iba habitualmente el turismo. Como también te comenté, residí en Brasil durante dos períodos. La primera oportunidad fue al día siguiente de mi casamiento; luego de la luna de miel en Guaruyá nos instalamos en Icaraí (Niteroi). No existía en ese entonces el puente Río-Niteroi, y para ir a Río de Janeiro había que cruzar la bahía de Guanabara con una barca que además de personas, trasladaba autos. Yo tenía diez y nueve años, mi padre tuvo que firmar la autorización para que pudiera salir del país. Había dado exámenes hasta apenas unos días antes del casamiento. Me llevé el libro de Doña Petrona C. de Gandulfo, la gran cocinera santiagueña, como toda ayuda. Llegué a Icaraí y tuve la suerte de tener como vecinas en el mismo piso a una chica de mi edad, también recién casada, y a una señora mayor, sin hijos, los que constituyeron mi familia adoptiva. Además, Teresita Torres Agüero, hermana del pintor Leopoldo Torres Agüero, argentina ella, y lectora voraz, fue mi amiga desde entonces. Los brasileños son gente muy cálida, me percibí integrada aunque extrañaba horrores. Nunca antes me había separado de mi familia. Me sentía muy sola. Cuando nació mi primer hijo nos mudamos a Copacabana para estar más cerca, mejor asistidos en caso de necesidad. Recordarlo ahora parece increíble. Venía a mi casa una lavandera una vez por semana, toda vestida de blanco como las bahianas, y desplegaba una sábana, también blanca, con la que envolvía la ropa que se llevaba sobre la cabeza con un caminar erguido y acompasado. Teresita me había hecho una lista de todas las verduras con sus nombres en español y en portugués y con eso iba a la feria al aire libre (como la lavandera a mi casa) una vez por semana.
          La segunda oportunidad en la que viví en Brasil fue en San Pablo, también por trabajo de mi ex marido. Esta vez fue más complicado porque, al poco tiempo de nuestra llegada, se desató una epidemia de meningitis muy fuerte, no había vacunas y luego de consultar con epidemiólogos, allá y acá en la Argentina, decidimos volver. Fue muy duro, mis hijos eran muy chicos, Carla tenía siete meses. Esa decisión significó que mi marido se quedara allá y yo regresara sola con los chicos. Mudanza tras mudanza, que sumaron dieciocho hasta el presente.
          También viajé a Oriente: China, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Singapur, Hong Kong, Yakarta, la capital de Indonesia. Recuerdo en Bangkok una cena en la que un matrimonio propietario de una arrocera nos describía cómo era la estructura familiar y empresarial. Se trataba de un matriarcado en el que la familia joven permanecía bajo el ala, y en la misma casa de la familia de la mujer en la que la madre era la autoridad máxima, y la hija trabajaba en la empresa familiar que dirigía.
          En Hong Kong, lo inusitado: una reunión de negocios, luego de una cena, con dos hombres del lugar y tres parejas en una gran disco que además era lugar de citas:inmensa, con varias pistas en las que había shows eróticos. Todo muy refinado y lujoso. Al llegar, se abrían a los costados dos salas con chicas de todas las razas y
nacionalidades, que podían ser elegidas. Nos fueron guiando hacia un reservado y para ello fuimos pasando delante de los diferentes escenarios.
          En Cantón, China, tomé un taxi y le pedí al conductor que me llevara a una feria de comida. Siempre me interesan las ferias, los supermercados. Eso me indica bastante de la forma de vida del lugar. Esa feria fue absolutamente fuera de lo común. Como entonces en pocos lugares había heladera, los animales estaban vivos en jaulas de juncos o mimbre. Se trataba de serpientes y otras especies que nosotros no comemos. Los clientes elegían el animal mientras estaba vivo, luego lo mataban a la vista de todos, lo limpiaban y lo entregaban todavía caliente. En el caso de las víboras les sacaban la piel como si se tratara de un guante. También había perros ya cocidos y bañados en caramelo, perros laqueados, colgados con ganchos.
          El mismo taxista me llevó por calles donde la gente vivía en pasillos en los que apenas entraba un colchón que iban usando por turnos.Ejercían en la vereda sus oficios; por ejemplo, el de escribientes, con unos pinceles que sostenidos en posición vertical con los dedos índice y pulgar, dibujaban los grafismos que me resultaban mágicos. Todo esto parecía desarrollarse en cámara lenta mientras en la calle enjambres de bicicletas no cesaban de enmarañarse. Varias veces, al llegar al hotel, me percibí extraña al advertir mi imagen en el espejo y no el rostro de una china.
          La India me enfermó. El móvil del viaje fue la meditación en un ashram. Aunque carente de afinidad, la meditación en sí misma fue enriquecedora en el lugar ideal. De la misma manera que el contacto con gente de todo el mundo que compartía la experiencia y con la que intercambiábamos charlas y ejercicios guiados. Esa sensación de ir llegando desde distintas latitudes a un mismo punto remoto, sin habernos puesto de acuerdo ni habernos comunicado por ningún medio en ningún momento previo, es casi de ficción, realismo mágico. Nos convocaba la misma inquietud, o no. Concluida la semana de meditación, durante otras dos, recorrimos 3000 kilómetros en auto, entrando a las ciudades de Agra, Jaipur, Pushcar, Udaipur, Jodhpur y Delhi.
En Agra - India

          Todo es intenso en la India, imposible la indiferencia. El tránsito loco, caótico, con bocinas sonando continuamente. Son muy viscerales, gritan, se pelean. Yo llegué con la idea del equilibrio que da la meditación, de la resignación que les otorga la religión que explica todas las injusticias. Nada más lejos de la quietud y la tranquilidad. Todo es estridente. Los colores brillantes en una paleta amplia y variada resplandece, atraen la mirada, despiertan. Los olores penetran, invaden. Usan muchos desinfectantes, algo así como la acaroína, que se mezcla con los olores de la basura en las calles y los animales sueltos (como las vacas), y la inmensa cantidad de monos caminando por los numerosos cables que atraviesan las ciudades. Los camellos son utilizados como animales de tiro, arrastrando carros. Hay escenas que desubican y conmueven, como observar a mujeres construyendo rutas, cargando palanganas metálicas llenas de arena, cemento y otros materiales, y vestidas con saris bordados, largos como para concurrir a un casamiento. Sin embargo, los hombres visten guayaberas y pantalones.
          Navegué por el río Ganges, en un bote a remo despintado que capitaneaba un muchachito de diez y seis años. Conversé con él y me contó que estaba casado y tenía un bebé, que los padres le habían elegido la pareja. Le pregunté qué pasaría si se enamoraba de otra chica, a lo que me contestó que eso no iba a pasar, que ellos aprendían a querer a la persona que sus padres elegían. Vimos en los diarios los avisos de padres publicando el currículum de sus hijos y buscando pareja con determinadas características. Desde el Ganges, ese río sagrado, divisábamos en las orillas a la gente bañándose con jabón y shampoo, lavar sus ropas y un poco más arriba, también en la orilla, dos crematorios, uno al aire libre y otro cerrado. El chico del bote nos contaba que se crema a todos los muertos menos a la mujeres embarazadas y a los niños menores de dos años. Y hay otra excepción también que no recuerdo en este momento. A éstos, los que no son quemados, se los echa al Ganges en estado natural. Algunos tramos del río sagrado son los más elegidos para dejar a sus seres queridos; uno de ellos es frente a la ciudad, también sagrada de Varanasi, a la que llegan desde largas distancias trasladando a los cadáveres sobre los techos de los autos (sin ataúdes), rodeados de flores. No se puede permanecer indiferente estando en la India, insisto. Son muy fuertes los contrastes. La sensación es que todo se pone frente a tus ojos: acá estoy, mírame, acá pasa esto. No sólo pasa lo del Ganges que te contaba, también se riega con aguas servidas. Se ve por la calle mucha gente mutilada. El tema salud es desesperante, la medicina preventiva no existe. El sistema de castas sigue vigente y la vida humana está devaluada. Podría hablarte durante un año entero de este tema, Rolando. Me quedo con la sensación de haber cometido una injusticia, ya que remarqué los aspectos que me conmovieron negativamente. Sucede que aquello repercutió en mi cuerpo, no pude digerirlo y regresé con un gran malestar físico y mucha angustia. Es decir, estas imágenes dan cuenta más de mi imposibilidad de comprensión que de una mirada objetiva, digamos, de una antropóloga sui generis. Más arriba hice referencia a que mi poesía no tiene un dominante de representación, por eso me animo a especular acerca del modo en que mi trajín viajero se asoma en las imágenes que te he detallado; acaso el término más apropiado sea el de espectros, especie de fantasmas inusuales que se cuelan aquí y allá en ciertas formas de extrañamiento en mis metáforas. 
Mis otros viajes los realicé a países con culturas no tan diferentes de la nuestra. La sensación en Oriente fue la de haber abandonado el planeta Tierra y haber llegado a otro, quizás de otra galaxia.


*

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Nilda Barba y Rolando Revagliatti.


jueves, 8 de junio de 2017

11º Sesión del Consejo Consultivo de Asociaciones Civiles de la UNLP - Jueves 22 de Junio / 17: 30

Estimados/as:

              Los invito a participar de la 11º Sesión del Consejo Consultivo de Asociaciones Civiles de la UNLP, que se llevará a cabo el jueves 22 de junio a las 17:30 hs, en el Salón del Consejo Superior (1º Piso) del Edificio de Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata (Av. 7 e/ 47 y 48, La Plata).

              En los próximos días, les enviaremos el Orden del Día de la reunión.
 
              Los esperamos para seguir construyendo este valioso espacio de trabajo.
             
              Saludos cordiales.
Abog. Juan Carlos Martin
Prosecretario de Relaciones Institucionales
Presidencia – UNLP

martes, 6 de junio de 2017

Encuentro mensual de poesía Viernes 9 de junio

Hola los esperamos a compartir un espacio cálido entre poesías

Este viernes 9 de junio a las 19 y 30 hs

 en la Biblioteca Popular Pestalozzi 

calle8 y 163 - Berisso

Los esperamos a oir, decir, leer o cantar poemas.

Un abrazo
Adriana 
B.P.Pestalozzi