martes, 14 de junio de 2016

Un tradicional librero cuenta como nació "Libros Lenzi" una reconocida librería de la ciudad de La Plata



Martina Iriart dialogó con Mario Lenzi, dueño de la legendaria librería

        Luego de detenernos a mirar las novedades que nos ofrece la vidriera de Libros Lenzi  -ubicada en Diagonal 77, entre 6 y Plaza Italia-  ingresamos a la tradicional  librería de usados de nuestra ciudad. Al entrar en ese ambiente repleto de libros con estantes que van del piso hasta el techo y un gran espacio central desbordante de ejemplares de distintas disciplinas, se siente una cálida bienvenida. Llama la atención el orden que hay, por tema, por autor, por género literario y la historia está cronológicamente y  por tema. El lugar nos invita a quedarnos, respiramos un ambiente fraterno, y así comienza la charla con un amigo.


1- Un poco de historia ¿cómo y cuándo empieza la librería?                                                              La librería empieza el 5 de Noviembre de 1981, con mi señora Patricia Owen. Empezamos con poco, hacíamos viajes a Buenos Aires para traer cosas y poníamos avisos en el diario con un teléfono de Buenos Aires. Una vez hicimos una compra grande de 5000 a 6000 libros.
Nos fuimos haciendo una muy buena clientela, gente amante de los libros, bibliómanos -quienes compran porque le gusta el libro- bibliófilos –quienes compran el libro como objeto de colección. Entre estos clientes podemos mencionar a Seleme y Moncault. En 2007 compramos  un stock de 35000 ejemplares, entre libros y revistas.


2-¿Quiénes son los clientes de la librería y qué tipo de ejemplares buscan?                                    Lo que tiene más salida es filosofía, literatura, narrativa en general, y en cuanto al público viene más gente joven.

Comenta Lenzi que empezaron a comprar material nuevo. El año pasado Mario y su mujer se retiraron, la librería se modernizó, y su hijo Gabriel y Martín, -quien está a cargo de la librería- empezaron con el Faceboock.



3-Seguramente en la librería ha conocido a muchos escritores y personalidades de la literatura, hábleme de alguno de ellos.

Pedro Luis Barcia fue un cliente y amigo, siempre andaba bromeando, persona de buen carácter. Ovidio Nuñez, persona muy inteligente, científico que sabía de historia, filosofía, literatura, quien también era muy bromista. No era un cliente muy bueno pero era muy lindo recibirlo como amigo. Eduardo Buti, dueño de Juvenilia, Emilio Perna, dueño de Libraco, con quien entablamos amistad

Lenzi había tenido la honestidad de devolverle libros que eran de su librería, se los habían vendido como usados y tenían el troquel de “Libraco”.



4-¿Qué ha sido lo más raro que le han pedido? Alguna anécdota de la librería.

Una vez , una  persona pide “Temporaria Argentina” por “Historia Contemporánea Argentina”; “Fábulas de Isopo” por “Fábulas de Esopo”; Editorial “Paso de los Toros” por “Puerto de Palos”, “Plata tirada” por “Plata quemada” de Piglia; “Crimen y castigo” de Foucault por “Vigilar y castigar”; “La zapatera religiosa” por “La Zapatera Prodigiosa” de García Lorca; “Inversión de Morel” de Borges por “Invensión de Morel” de Bioy Casares, y “La vida es bella” por “Un mundo feliz” de Huzley.



5-¿Cómo ve el futuro de las librerías con la aparición de los libros virtuales?

Hace un tiempo aparece una persona de unos 30 años que vendía libros de la editorial Sudamericana. Me dice que cuando alguien abraza un libro es porque se lo va a llevar. Más allá de la aparición de los libros virtuales siempre seguirán existiendo los amantes del libro como objeto, del coleccionista que se fija en la edición, los aspectos estéticos, la tapa, la calidad del papel.

 Hace unos años empezaron a trabajar en el Mercado Libre, donde hay mucha competencia, pero  “El libro nunca va a desaparecer” –me dijo Mario al despedirme.
Martina Iriart

 

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