viernes, 26 de abril de 2013

La muerte de Cervantes

EL MONTE PARNASO SE ENCUENTRA EN ATENAS, Y SEGUN LA MITOLOGÍA, EN SU LADERA SE REUNÍAN LAS MUSAS.

MARGARITA DEL C. MORALES LO DESCRIBE EN EL SIGUIENTE POEMA:

viernes, 26 de abril de 2013


LA MUERTE DE CERVANTES

A 397 AÑOS DE SU MUERTE


El Día Internacional del Libro se conmemora el 23 de abril por coincidir la muerte de Cervantes con la de Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega.
Es cierto que según la UNESCO, haciendo una excepción, permitió que se diera por buena, la fecha de la muerte de Shakespeare y que coincidiera con la de Cervantes.

Cervantes falleció el 22 de abril según el nuevo Calendario Gregoriano que en la actualidad utilizamos y fue enterrado el 23, mientras que la diferencia de fechas es aún mayor con Shakespeare, ya que en aquella época Inglaterra se regía por el calendario Juliano, por lo que en realidad su muerte se produjo un 3 de mayo.


Durante los últimos meses de su vida, Cervantes dedica las pocas fuerzas que le quedan a concluir otra empresa iniciada hace tiempo, suspendida durante años, y que quiere ahora llevar a su término: Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
 Tras prometer el Persiles, año tras año, en el prólogo de las Novelas ejemplares, el Viaje del Parnaso y la dedicatoria de la Segunda parte del Quijote, Cervantes concluye su redacción cuatro días antes de su muerte. Será su viuda la que entregue el manuscrito a Villarroel, quien lo publicará, en enero de 1617.
Unos meses antes de su muerte, Cervantes tuvo una recompensa moral por sus penurias e infortunios económicos:
Uno de los censores, el licenciado Marques Torres, le envió una recomendación en la que relataba una conversación mantenida en febrero de 1615, con notables caballeros, del séquito del embajador francés, ante la corte:
 «Preguntáronme muy por menor su edad, su profesión, calidad y cantidad. Halléme obligado a decir que era viejo, soldado, hidalgo y pobre, a lo que uno respondió estas formales palabras:
"Si necesidad le ha de obligar a escribir, plaga a Dios que nunca tenga abundancia, para que con sus obras, siendo él pobre, haga rico a todo el mundo"».
El 18 de abril, fecha en que recibe los últimos sacramentos, Cervantes se sabe condenado. Su sed no cesa, él mismo da cuenta por los síntomas que tiene diabetes, enfermedad sin remisión en aquella época, más que de la hidropesía diagnosticada por el supuesto estudiante.
Al día siguiente de la ceremonia de la Extremaunción, aprovecha un breve respiro para dirigir al conde de Lemos una admirable dedicatoria:
“Aquellas coplas antiguas, que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan: Puesto ya el pie en el estribo, quisiera yo no vinieran tan a pelo en esta mi epístola, porque casi con las mismas palabras la puedo comenzar, diciendo:

Puesto ya el pie en el estribo
Con las ansias de la muerte,
Gran señor, ésta te escribo.
Ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y con todo esto, llevo la ida sobre el deseo que tengo de vivir, y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies a vuesa Excelencia; que podría ser fuese tanto el contento de ver a vuesa Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero si está decretado que la haya de poder, cúmplase la voluntad de los cielos, por lo menos sepa vuesa Excelencia este mi deseo.”
El 20 de abril, dicta de un tirón el prólogo del Persiles, y concluye dirigiéndose al lector:
“Mi vida se va acabando y al paso de las efemérides de mis pulsos, que, a más tardar, acabarán su carrera este domingo, acabaré yo la de mi vida [...]. Adiós gracias; adiós donaires; adiós, regocijados amigos: que yo me voy muriendo, y deseando veros presto contentos en la otra vida.”
El viernes 22 de abril, murió en su casa de Madrid, Miguel de Cervantes asistido por su esposa, y una de sus sobrinas, así rinde el último suspiro.
Al día siguiente, en los registros de San Sebastián, su parroquia, se consigna que su muerte ha ocurrido el sábado 23, de acuerdo con la costumbre de la época, que sólo se fijaba la fecha del entierro: como se sabe, es ésta última la que se conoce hoy en día, y en que se celebra cada año el Día del Libro. Cervantes fue inhumado en el convento de las Trinitarias, según la regla de la Orden Tercera, con el rostro descubierto y vestido con el sayal de los franciscanos. Pero sus restos fueron dispersados a finales del siglo XVII, durante la reconstrucción del convento.
En cuanto a su testamento, se perdió. Quedan las obras del «raro inventor», como él mismo se llama en el Viaje del Parnaso, a quien el Quijote le valió entrar en la leyenda.
 En efecto, ya circulaban traducciones al inglés y al francés desde 1612, y puede decirse que Cervantes supo que con el Quijote creaba una forma literaria nueva.

Fuentes:
www.cervantesvirtual.com
www.erroreshistoricos.com
www.culturaelpais.com

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