Entrevista realizada por
Rolando Revagliatti
Rolando Revagliatti
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1 — ¿Siempre has residido en el oeste del
conurbano bonaerense?
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E. Molver con su familia en Jujuy Año 2013 |
2 — En más de un rol y en diversos
ámbitos te has ido desempeñando.
EM — Fui
docente en jardín y en educación especial, lo que me posibilitó aprender,
estudiar, preguntarme, enojarme, pero por sobre todo disfrutar. Estar con
chicos, pequeños o no tanto, es algo que siempre hice. De niña no sabía bien qué,
pero sabía que alguna carrera relacionada con chicos quería estudiar.
Soy Profesora de educación especial. Trabajé trece años como maestra de
grupo. Esto me dio la posibilidad de conocer a los chicos, sus familias,
advertir sus avances. Trabajar en equipo con compañeras/os psicólogos,
asistentes educacionales, otros maestros, profesores de materias como educación
física, plástica, música, fonoaudiología, me generó la necesidad de compartir
la mirada y pensar juntos abordajes con los niños.
Sigo trabajando en escuelas, pero no como maestra sino como Bibliotecaria,
por lo que mi tarea es acompañar, guiar, armar proyectos con otras personas. Y
una de las funciones que más me complace es “dar de leer”; lo escuché en una
capacitación una vez y me parece maravilloso: dar de leer, tratar de contagiar
el placer de leer, de escuchar, de sentirse fascinado por un poema, un cuento.
Que los que escuchan se queden atentos, reflexionando y con ganas de más. Este
año, luego de un taller con mamás que hice en la Biblioteca, una de ellas me
dijo: “Yo me preguntaba para qué nos
reuníamos a leer, a escuchar y después me di cuenta: es una excusa para que
también nos den ganas de leer.” Esta mamá se llevó un libro para leer ella
en el verano y participó en una obra de teatro que creamos entre las madres y
los alumnos más grandes. De esto se trata, de sembrar. Siento que en estos
últimos tiempos he contagiado a más de uno con la poesía, participando en
eventos como “Palabra en el Mundo”, donde yo solita convoqué y cada año se suma
más y más gente. Éste será el cuarto año donde saldremos para mayo con la
poesía y la música a la calle, con las dos escuelas.
Además, hace cuatro años que coordino un taller literario para chicos:
“Palabrapan”. Comencé
en mi casa y luego proseguí en bibliotecas públicas de mi
barrio. Es uno de los roles que más me complace. Estimular a descubrir el
potencial de los concurrentes, no sólo a los efectos de la creación, sino para
leer entrelíneas, conocer autores, elegir. Apreciar cómo va cambiando su
escritura, cómo logran ser críticos de sus escritos o de textos de los demás.
Han expuesto sus poemas en varios eventos artísticos y repartido sus poemarios,
con entusiasmo y buen recibimiento del público.
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Elizabeth Molver con chicos |
3 — Participaste en encuentros
culturales.
EM — Si. En 2006
durante tres días en el Encuentro “Venado Poesía” en la ciudad de Venado
Tuerto, provincia de Santa Fe. Concurrí con la poeta Patricia Verón, con quien
coordinaba un taller en La Matanza. Allí estuvimos, junto a Eduardo Dalter, en
casa de Mónica Muñoz, la poeta organizadora. Conocí a otros escritores,
hermosas personas, como Daniel Tevini, Alejandro Schmidt, Emilce Strucchi,
Roberto Malatesta. Y presentamos la revista “Alas de Gaviota”, en la que
habíamos colaborado.
En 2011 fui invitada por el organizador Emilio Fuego —es el día de hoy
que no he logrado
explicarme cómo llegó mi nombre hasta él— al “XIX Encuentro Internacional
de Mujeres Poetas en el País de las Nubes”, en Oaxaca, México. Todo fue
emocionante. Era la primera vez que salía de Argentina, que hacía un viaje en
avión tan largo, sola. Estar ocho días con mujeres
poetas de otros países latinos
y hasta una española, me produjo una energía increíble. Sintiéndome en la piel
de esas poéticas, de esas mujeres todas y cada una tan diferentes y tan
parecidas, los modos, las palabras, las comidas, el hablar tan distintas y tan
iguales.
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En casa de Frida Kalho y D. Rivera |
En 2012, Martha Elena Hoyos, poeta y cantautora de Colombia, organizó en
su país, en el departamento de Quindío, una réplica de aquel encuentro. Y allí
fui, esta vez con el viaje subsidiado por la Cancillería Argentina. Con algunas
voces me reencontré: Dina Luz Pardo Olaya y Athena Ramírez, que habían estado
en México. Conocí a otras tantas mujeres bellas, con las que hicimos lazos
inmediatamente, como Marta Quiñonez, Gloria María Bustamante, Amparo Loaiza
Andrade (colombianas), a una joven cantante mendocina, Paula Neder, con la cual
sigo conectada y a la que he ido a escuchar más de una vez en Buenos Aires, o
la poeta y chamana Margarita Rosa Tirado Mejía, a la que he visto en su
reciente visita a nuestro país.
A partir de esos Encuentros en el exterior, concebí unos poemas que
conformanla plaqueta “De mujeres en las nubes”, la que con un amigo músico,
Fabián Juárez, presentamos en 2014 en un espectáculo, “Poemando Canciones
Viajes”.
4 — Merecen apartados especiales tu
incorporación al Grupo Autores de La Matanza y al de Artistas de Tapiales.
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Mi inclusión en el Grupo Tapial Es Arte devino como consecuencia del
otro. El Galpón Cultural de Tapiales tiene una década de labor consecutiva.
Recuperaron un Galpón, llevaron música y poesía a ese lugar, donde los vecinos
aportaban lo que sabían hacer. Luego, por cuestiones de intereses políticos,
les sacaron ese espacio físico, pero no las ganas. Siguieron funcionando en bares
de la zona, en la plaza, en la Sociedad de Fomento. Y desde hace cinco años
organizan un Festival que empezó concebido para una semana y a partir de 2015,
dura ¡UN MES! Los viernes, sábados y domingos de noviembre hay actividades en
diversas zonas de Tapiales, escuelas, plazas, salón de eventos, Sociedad de
Fomento, bares. Todas gratuitas. Se ofrecen muestra de coros, música y danzas folklóricas,
tango, melódica, rock, jornada de plástica y fotografía, feria de libros
independientes,
talleres literarios para chicos y adultos, lecturas.
talleres literarios para chicos y adultos, lecturas.
Es desde 2012 que con Fabián Juárez jugamos a buscarle la conexión a sus
canciones y mis poemas en el espectáculo “Poemando Canciones”. En una tarde de
2014 condujeuna réplica del taller literario “Palabrapan”en la Plaza de
Tapiales, con niños que espontáneamente se acercarony luego las expusieron
leyendo sus producciones.
5 — Integrás el Colectivo Cultural
Malapalabra.
EM — Lo
integramos las poetas y docentes Alba Murúa y María Sueldo Muller, el docente,
historiador y cineasta Martín Biaggini,el poeta José Paredero, el diseñador,
escritor y artista plástico Alberto Oris, el historiador y poeta Carlos Boragno
y yo. La idea primaria fue la de reunirnos a compartir nuestros escritos, leer
a otros, debatir. Hasta que nos centramos en publicar sobre un tema, cada mes,
un cuaderno de cultura. Propiciamos una impronta nuestra, de La Matanza, con
nuestras vivencias locales y cada uno desde su óptica: desde la poesía, la
historia, la plástica, la fotografía. También contamos con dos o tres invitados
por número. El cuaderno es financiado por nosotros mismos; lo vendemos, aunque
a veces terminamos regalándolo. Tenemos una página en Facebook y allí
reproducimos algunos escritos.
Hemos efectuado una presentación en octubre de 2015 en “Arte en Vivo”,
en la Plaza Mitre de Ramos Mejía. Eventos que organizamos desde hace cuatro
años, coordinados por el músico y docente Juan Carlos Freire, el docente y
locutor Lucas Asensio y por mí; reunimos todas las artes en un día: bandas de
música, poetas, exposición de fotografía y plástica, grafiteros, la orquesta
sinfónica de la escuela Leopoldo Marechal, cuentos narrados y en cada ocasión
sumamos alguna disciplina. También hicimos una participación especial en el
espectáculo poético-musical “La Besana de los Sueños”.
6 — ¿Libros sin editar?
EM — Dispongo
de un número suficiente de poemas con la particularidad de que en cada uno se
halla la palabra “entonces” y que quieren reunirse en un libro. Me ha ocurrido
con los anteriores que llega una instancia de introspección, de creación;
cuando una todavía no sabe qué será de ellos. Luego viene otra, cuando percibo
que deben socializarse, porque ya queman y hay que hacerlos rodar y que prosigan
su camino en libro.No tengo un título aún ni la editorial, pero sé que estoy en
esa última etapa del proceso.
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E. Molver en Sierra de la ventana |
7 — ¿Y
recuerdos de la infancia y de la adolescencia?
EM — Creo
que,como la mayoría de la gente tengo muchos borrosos y algunos muy presentes.
Con imágenes intactas. Como por ejemplo los que me llevan a las tardes de domingos
en casa de mis abuelos maternos en La Tablada. Después de almorzar, los hombres
de la familia: tíos, abuelo y papá se iban al comedor a jugar a las cartas, y
la abuela, tías, primos y mamá nos quedábamos en la cocina, haciendo tortas
fritas, cantando con mi tía que tocaba la guitarra o jugando a las radionovelas
inventando historias que sonorizábamos. Ahora que lo rememoro, advierto la
creatividad existente en esos encuentros. Y de la adolescencia, la imagen más
vívida es de cuando me quedaba a dormir en la casa de una amiga y escuchábamos
durante buena parte de la noche los casetes de Silvio Rodríguez. Sin mediar
palabra, sólo escuchar y mi amiga daba vuelta el casete o ponía otro. Estas dos
estampas mucho tienen que ver con mi relación actual con las palabras.
8 — ¿De qué escritores te atraen más sus avatares que la obra?
EM — Pocos. Alfonsina Storni, de quien me impacta más lo
que sé de sus vicisitudes, su lucha para hacerse un lugar como poeta, que sus
poemas en sí. Pero en general, amo a los escritores y sus vidas. Los tengo que
querer por algo. Los leo porque los quiero y al revés. Igual me sucede con
artistas plásticos o de cine o de televisión, de ésta o de épocas pasadas. Pepe
Biondi, Niní Marshall, Marta Minujín, Antonio Berni, Frida Kahlo, Mercedes
Sosa… y una lista interminable. Los admiro como artistas y sé que sus
trayectorias están cargadas de encuentros, búsquedas, de recorrer los caminos
más sinuosos para llegar hasta donde llegaron.
*
Elizabeth Molver selecciona poemas de
su autoría para acompañar esta entrevista:
sus rasgos angulosos y marcados
la minifalda al día
la silla en la vereda
sola o con otras
tomando mate o mirando
los colectivos, los autos,
espera un trabajo, su pan
que ese amor vuelva
cambiar algunos muebles
arreglar la casa
ayudar a la hermana
cuidar a la vieja
ella
en ese cuerpo equivocado
(de “Mujeres en un cuaderno borrador”)
*
de
mujer
lo conoce desde cuando las miradas intimidaban
y le daba vergüenza pensarse a solas con él
desde ahí para adelante todo
sabe por qué cosas moriría
sabe a quién mató o matará
estuvo ahí cuando el mundo lo vio llegar
estuvo ahí cuando el mundo lo vio caer
ella a su lado y las hijas
y todos en contra
y ella ahí
lo recostó en su cama
lo arropó
le acarició la frente la espalda
las benditas piernas
le eligió las más perfumadas verduras
le hizo un caldo tibio
buscó las más dulces frutas
para que las bebiera de a una
lo ayudó a sentarse
a hacerse fuerte de nuevo
a ponerse de pie
después dijo —hasta aquí
dicen que él también lo dijo
(de “Mujeres en un cuaderno borrador”)
*
Entrevista realizada a través
del correo electrónico: en las ciudades de Ramos Mejía y Buenos Aires,
distantes entre sí unos 17 kilómetros, Elizabeth Molver y Rolando Revagliatti.
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