Milonga de son campera plantá tu estirpe con garra, y hacé temblar mi guitarra con vibraciones sureras. Vení invitando a quien quiera y entreveralo a florear, que se empiece a preparar aquel que unos versos trence, pa’ la milonga platense que ya me pongo a cantar.
Traés herencia pampeana capital de Buenos Aires, que asentada con donaire erguís tu estampa galana. Tenés el alma pampeana, y de gaucha, el corazón por ser hembra, la creación que como criolla nos diste, si de tu vientre pariste festejar la tradición.
Sos la cuna del saber de mente clara y despierta, con facultades abiertas para el que quiere aprender. Un perfume de mujer que en tilos te identifica, carisma de patria chica de aguerridos inmigrantes que han forjado en tu semblante la impronta que lo rubrica.
Hay un ser particular en la gente que te habita, donde se ve y se palpita un encanto singular. Y hasta algo peculiar donde uno se despacha y hasta la vista se empacha enancándose en un sueño, con la cadencia de ensueño del andar de tus muchachas.
Velay, La Plata ciudad, que lindo haberte cantado, y a todos los que han floreado se agradece de verdad. Con aire de calidad por tus calles arboladas, y plazas iluminadas donde la gente trasnocha. . . mil gracias a Dardo Rocha, por esta ciudad soñada.
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