Mi último libro en papel
Intencionadamente,
he escogido el próximo Día del Libro (23 de abril) para presentar el
último libro que publicaré en formato papel.
Sospecho que anunciar mi propósito de
dejar de publicar libros en papel sorprenderá a muchos lectores, pero
como “evangelista” empedernido de la nueva era digital creo que es muy
coherente.
Como escritor que vive en el siglo XXI
tengo una enorme curiosidad por profundizar en las oportunidades que me
ofrece el nuevo mundo digital en el proceso de creación de una obra:
¿Qué lenguajes tengo a mi disposición para contar una historia que solo
estará disponible en formato digital? ¿Cómo está afectando Internet a la
manera en que leemos y escribimos? ¿Qué papel tiene la tecnología a la
hora de crear una historia? ¿Cuál es el proceso de producción de una obra transmedia?
¿Qué papel tiene un editor “tradicional”, en el buen sentido de la
palabra, en todo este proceso de creación? ¿Cómo se comercializa una
obra 100% digital que solo podrá ser disfrutada en pantallas? ¿Son
mejores las nuevas formas de acceso a la información que el formato
papel? ¿Cómo puedo llegar directamente a mis lectores? ¿Qué papel tienen
los lectores en el proceso de creación y divulgación de un libro?
Para obtener respuestas a todas estas
preguntas, así como a decenas de inquietudes relacionadas, he tomado la
decisión de dejar de publicar en papel para liberarme de las ataduras de
este formato. A lo largo de los últimos años he comprobado la cantidad
de limitaciones que impone el papel a la hora de contar historias. Si
quiero entender mejor las oportunidades que ofrecen las nuevas
tecnologías en el ámbito de la creación creo que debo “enterrar” el
papel para adentrarme plenamente en el mundo digital.
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