PARÁBOLA DE LA MADRE JOVEN
LA PEBETA
(a
mi madre)
Hija
en una feráz
familia
tana.
Menuda y con melena
"a
lo garzón".
La mas joven de la barra:
La Pebeta.
Procuro una segura explicacion.
Sus
ojos rasgados indagaban alguna que otra
ensoñación.
Aconteceres y decires diarios.
Conflictos fraternales.
El férreo laborío de los viejos.
La visita cotidiana a la polaca,
que enrubiaba
las rondas de la infancia
y que la adolescencia
enlenteció.
Nunca
fue una muchacha
se doctoró en Pebeta,
que entallaba su inmensa pequeñez
y las menos primaveras,
anhelantes de adosarse al piano
o ser maestra
de amuchados piberíos,
presionando
sus
ansias solitarias,
cancelados
por un padre fabriquero
atragantado
de
vivencias proletarias.
Se enamoró de un marinero
La Pebeta
y decidió navegar con timón fijo.
Puerto de recalada
desembarcando apegos
y reiterado cabotaje amigo.
Vivió
firme de Pebeta
con décadas encima.
La descendencia desdoblo sus alas
y ejerció la docencia postergada
en familia,
reencontrando tradiciones
del Águila Romana,
de rígido sabor
y sazonadas.
Construyó un poema-historia
La
Pebeta.
La menor de Giuseppe y Antonina.
Cabello recortado a lo garzón
la mas tierna de la barra,
La Pebeta
firmo y rubrico
esta noble evocación.
HORACIO ALBERTO
URBAÑSKI
BERISSO. BUENOS AIRES. ARGENTINA
Verano Austral del 2001..
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