Islandia, por primera vez logro pisar la isla de los volcanes. Debía salir el domingo pero su ceniza lo impidió. Cuando salí de Conpenhaguen aún estaba cerrado el pequeño aeropuerto de Kulusuk, en la costa este de Groenlandia, hacia donde voy camino al norte helado.
Desde lo alto se parece a Groenlandia, a mi izquierda logro ver la chimenea negra que hace un par de semanas dejó a Europa en tierra por una semana. Al bajar me sorprende una temperatura agradable que contrasta con parte del hielo que la cubre.
En el hotel me espera una excompañera de estudios que me hará de guía, salimos de inmediato sin perder tiempo, son las cuatro de la tarde.
Me lleva donde se encuentra el fenómeno geológico que une las placas continentales de Europa y América, en el lugar también se encuentra el llamado ”alltinget” lo que se conoce como el primer parlamento, allí donde Erik el Rojo fué condenado al destierro. Todo, aparte de ser real, me resulta simbólico.
En la Edad Media en Islandia se discutía, me imagino que a gritos, en este parlamento que funcionaba en estas rocas que estoy viendo, con suficiente eco acústico para ser escuchados. El lugar está intacto. Se acampaba, había puestos como en una feria, asambleas y aún hoy el transeúnte puede dejar su caballo entre rocas que hacen de establo y cerrar la entrada con piedras enormes.
Cascadas, nubes de vapor que emergen de la tierra y arroyos de aguas calientes, todo puede asociarse a un mundo de fantasía. La tierra de las Sagas que despertaban la admiración de Borges (en su tumba en Ginebra, hay un epitafio grabado de una saga islandesa) la tierra de Björk, la isladesita rara como un hada que admira el flaco Spinetta.
Hay unos 300000 habitantes, 500000 ovejas y 70000 caballos, en una superficie de unos 100000km². Distancias patagónicas, aman la equitación en sus especiales petisos de cinco pasos, en el quinto paso que solo estos logran, parece que el jinete va inmóvil, como si se deslizase en una cinta mecánica, hay prolijos barrios de establos y la oveja es exquisita.
Quién llegó primero, quién después, de donde vienen? Nórdicos, vecinos, por decirlo en términos pueblerinos aunque los separe el salvaje mar, de las islas Feroe, emparentados especialmente con los noruegos (fueron sus primeros pobladores), genéticamente también con los escoceses, colonia noruega y luego danesa hasta bien entrado el siglo XX. Tienen su propio idioma nórdico que se diferencia bastante del nórdico continental. Digamos que Suecia, Dinamarca y Noruega se entienden entre si, cada cual hablando su idioma, mientras el islandés y el Feroense les es inentendible, conservan el nórdico isleño, que no ha cambiado tanto del nórdico antiguo, ya que pueden entender las sagas de entonces, sin demasiados inconvenientes.
Este puñado de gente geográficamente aislada de todos, ha sido protagonista en los últimos tiempos de acontecimientos caprichosos.
Primero fué la crisis, bancarrota y devaluación a la Argentina. Despues de haber estado en la cresta de la ola durante varias décadas, la última los encontró haciendo unas entrenzadas bicicletas finacieras y se desmoronó el castillo de naipes que semejaba la ilimitada prosperidad. Tienen su propia moneda, seguramente expuesta a especualción tratándose de una economía por demás pequeña. Devaluaron, se miraron las caras, se pasaron facturas y volvieron a lo suyo, a mirar el mar, a sus aguas termales y a cabalgar.
A mediados de abril quizo el destino tenerlos de nuevo de protagonistas, no ya por sus malabarismos finacieros, algo mas incontrolable casi logra hacer quebrar una cuantas companías aéreas. Uno de sus tantos volcanes abajo de un glaciar empezó a ronronear hasta rugir, como desperezándose luego de un largo sueño. Para los de afuera, desde la lejanía y a traves de las noticias, parecería ser el lugar menos indicado para estar, pero para los que viven acá, el estar expuestos a los volcanes y a los movimientos sísmicos parece tenerlos sin cuidado. Forma parte de la convivencia con la naturaleza en latitudes extremas, las casas por las dudas no son precarias y los sistemas de socorro funcionan a lo escandinavo.
El innombrable Eyjafjallajökull, su nombre significa algo así como isla(eyja)-montaña(fjalla)-glaciar(jõkull), esta cubierto por un glaciar de 78 km² y la última vez que se despertó fué en 1821-23, confirmando que los volcanes, aún mas que la iglesia, tienen otro tiempo que los mortales.
Por suerte tengo que volver de paso en julio, donde debería encontrarla mas verde a pleno sol de medianoche.
Ya en el avión hacia Kulusuk veo el mar infranqueable, el que hizo imposible que se llegara en barco hasta la costa este de Groenlandia, lo que recién se logró a remo de kajak a finales del siglo XIX.
Pasa y si se quiere no pasa el dios tiempo, lo que se informó hace mil años contando Sagas, oleadas de inuitas que llegaban del norte, se asentaban y sucumbían al clima de la costa este, también con su historias contadas, pudo quedar como un pilar, como un surco, depende de la huella o el monolito, Sagas cimentando lo nuevo, quién las conservó, las mejoró, cómo se interpreta hoy, cuando más iluminados deberíamos ser y todo consta cuanto más ignorantes nos volvemos.
Hay infinidad de cosas fuera de nuestra influencia, si algo logró Eyjafjallajökull fué demostrarle a los civilizados Europeos, que entre el temblor financiero de Grecia, cuna de la civilización, y el humo del volcán en Islandia, pesebre de la práctica democrática, se vive de prestado.
Hay viento, el avión parece casi tocar las rocas con las alas, carretea y frena en la precaria pista de Kulusuk, salgo y respiro el aire puro, el día está límpido, ya no oscurecerá para mi en los próximos dos meses.
Luego de una larga espera por una tempestad, un helicóptero flamea enfrentado de nuevo al viento, el piloto sueco nos lo había advertido. Dos simpáticos ancianos, turistas australianos, ella de 79 años y el de 83, van tomados de la mano.
http://129.142.53.20/
("Viajar es vivir" , sección de la revista gráfica Claves en Diagonal)
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