Peligro inflamable
Algo se prende fuego, pero no hay bomberos. Hay poetas. Hay un libro que está que arde. Hay poesía de los noventa y poesía del 2132. Diecinueve poetas y toda clase de fuegos.
El 27 de agosto le damos mecha y vos vas a estar ahí, gritando, pidiendo clemencia, más clemencia, más fuego por favor. Vas a estar ahí, esperando que la poesía abra las óperas de lo mediocre. Sabiendo que en donde se asoma se abre una ventana, y ocupa los lugares que quedan vacíos, se acomoda, no invade pero avanza.
Y es a la noche, claro, porque de noche se pone maravillosa. A las 21.32, a la hora en la que las luces de la ciudad brillan como chispas de virulana encendida, todas gritando desde un silencio a manos llenas, como sólo lo haría un piano en un incendio.
También habrá música de la inigualable Luvi Torres, videos, bebida y comida. Todo para que te sientas como en casa, incluso contrataremos muppets para que te salten de atrás de los muebles.
Si el señor Miyagui te conociera te diría: Anda, vé niñito!
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